martes, 27 de noviembre de 2007

Ese brillo de esperanza... se debilita

Pensar en lo que el futuro tiene reservado para ti muchas veces asusta. Asusta por ser desconocido o porque quizás tal y como estás ahora estás bien y no quieres cambiar.

A mi el futuro no me da miedo, siempre he pensado que después de todo, si tienes fuerza interior y crees en tí mismo todo es posible.

Lo que me aterra es volver a perder la fe en mi mismo. Volver a sentirme como alguien que no merece la pena, que bien puede servir para reir, para abrazarlo como a un osito de peluche cuando te sientes solo, pero que a la hora de la verdad es del todo prescindible: una diversión más.

Últimamente y además "in crescendo", vengo teniendo esa sensación a mi alrededor. He ido olvidando casi sin quererlo las razones por las que yo mismo me valoraba, gracias a las que me consideraba capaz de aspirar a todo y estar a la altura de todos.

Estoy asustado. No por lo que vaya a venir el día de mañana, sino por la persona que puedo terminar siendo a este paso.

jueves, 15 de noviembre de 2007

¿Para qué?


Andulaileë era un antiguo rey que quiso convertirse en el ser más amado del mundo.

Para ello urdió un plan. Gracias a la ayuda de una de sus profetisas, se despojó de todo aquello que le rodeaba, cambió su rostro y se rehizo a si mismo empezando de cero. La gente, al considerarlo un triste pordiosero sólo se compadeció de su desgracia existencia.

El pobre monarca trató inútilmente de mostrar al mundo su bondad, su notable inteligencia, su extraordinara capacidad, pero nadie quería saber nada de un pobre mendigo.

Fue entonces cuando entendió que la vida no se rige por las mismas leyes que las matemáticas o la geometría. Alcanzó a comprender que los seres humanos son, en muchas ocasiones, incapaces de ver más allá de lo que tienen delante, de lo meramente material.

Volvióse a convertir en un poderoso monarca, desterró a cada uno de aquellos que se acercó a él alabando sus virtudes y gobernó con mano férrea el resto de su vida.

Mucha gente después de él intentó, sin éxito, mostrarse al mundo desde el interior únicamente, pero lamentablemente llegó a la misma conclusión que Andulaileë: "¿para qué?, se dijo a la postre el rey, cómo pretendo ser el ser humano más amado del mundo si la Humanidad jamás ha comprendido que existe algo más allá del rosáceo de nuestra piel."